A pesar de las piedras en el camino, los campamentos han salido adelante
Durante este verano, cientos de eskauts han desarrollado diferentes campamentos por el norte de la península. Los campamentos son el colofón final del trabajo realizado durante el año. Dentro del proyecto educativo, estos quince días tienen una presencia esencial porque son momentos de calidad para trabajar con la chavalería ya que las actividades semanales se quedan ‘en poco’. Además, son campamentos en plena naturaleza: una pequeña ciudad efímera de lona con las tiendas, mochileros, letrinas…
Como todos los años, durante el campamento las sonrisas y las alegrías han sido las actrices principales, en el que la chavalería es protagonista principal en este teatro que trata de mover conciencias y llamar a la necesidad de construir un mundo mejor. Sin embargo, los antagonistas han sido muchos en un escenario que pone en riesgo los modelos de campamento tradicionales a los que estamos acostumbrados.
En primer lugar, el cambio climático con tormentas cada vez más agresivas obliga a repensar estructuras de campamento más sólidas a prueba de fuertes tormentas. En más de un campamento, se han comprobado las consecuencias de estos vientos con pesadas estructuras que han cogido vuelo alcanzando las copas de los árboles. Adaptarse y seguir con una sonrisa es seña de identidad del eskaut y así lo han hecho los grupos que se han visto sorprendidos por estos temporales estivales.
En segundo lugar, nos hemos encontrado con las trabas administrativas a las que estamos acostumbrados, aunque durante este año estas han subido de nivel llegando al punto que algunos campamentos han corrido serio riesgo de ser llevados a término. Gracias a que las delegaciones eskaut han mediado entre grupos y URA, la situación no ha llegado a mayores, pero deja una nota de atención que habrá que solventar en el presente curso.
Por último, ha sido llamativo el ‘pasatiempo’ de algunos jóvenes de los pueblos cercanos a diferentes campamentos. Durante este verano, muchos campamentos han sufrido visitas nocturnas no deseadas, robos, apedreamientos, insultos y amenazas. Una triste situación que ha requerido en algunos casos la intervención de los responsables municipales y, en otros, de la intervención de la Ertzaintza.
Esta última situación es un ejemplo más de lo importante que es realizar actividades como los campamentos, un espacio en el que aprender a divertirse en la naturaleza de manera sana y sin tener que utilizar otras personas para el divertimento propio. Las instituciones, medios y, en general, la opinión pública deberían poner en valor las actividades realizadas desde el voluntariado.
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